De culo, cuesta abajo y sin frenos

El origen de las series es, en ocasiones, un gran misterio. ¿Cómo surge la idea? ¿Cómo se la presentan a los directivos de tal forman que les convenza lo suficiente como para concederles el piloto? No vamos a responder a estas preguntas ya que nos meteríamos en camisa de 11 varas al desconocer el tema. Pero una vez que se da luz verde al piloto, se le concede la temporada completa e, incluso, logran una segunda, una tercera y más , ¿por qué alargarla con ideas tontas y aburridas?

Las cadenas quieren exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro, por eso alargan las series de una forma absurda y tonta. Se obsesionan con estirar los éxitos, exprimirlos hasta la última gota, todo para ganar dinero olvidándose de otros aspectos, digamos más artísticos. Alargan el final innecesariamente metiendo paja que lo único que provoca es enfado y cansancio en el seguidor. El nivel empieza a decaer de forma estrepitosa. Introducen determinados elementos fuera de contexto, aunque hay algunos que destacan: un embarazo, los líos de cama entre todos los personajes o la muerte sin sentido de un personaje y la consecuente entrada de otro que lo sustituye. Aunque a veces estos elementos pueden tener su significado en la serie; muchas veces es una señal de que las ideas de los guionistas se están agotando, pero tienen que escribir para que haya más capítulos cuando ya no hay argumento o esté se ha vuelto tan lioso que es incomprensible. Se trata de capítulos de relleno o repetición de gags, principalmente.

En mi mente, al redactar esta entrada, aparecen dos series inmediatamente y da la casualidad que las dos son españolas: Yo soy Bea y El Internado. Mientras de la primera sólo puedo hablar de oídas, la segunda la sigo o más exactamente, la seguía porque ya la última temporada la ví a raticos y dudo mucho que siga la que van a emitir próximamente. El Internado era una serie diferente, con un guión atrayente y unas interpretaciones correctas en general. Me acuerdo que estabamos todos con nuestras teorías: extraterrestres, nazis, un sueño... Todos queríamos saber por qué suceden esas cosas, pero ahora ninguno las seguimos. La hemos ido abandonando poco a poco y todo porque la han líado de una forma incomprensible. Lo que en la primera temporada parecía es ahora ya un lejano recuerdo. Hay cosas que no encajan porque no han seguido la idea que en un principio tenían en mente. Las escenas que salían antes de los capítulos, esas en las que la policía interrogaba a varios personajes, han perdido su sentido desde que (OjO: spolier) Amparo Baró ha anunciado que Héctor - Luis Merlo - va a morir (Fin spolier) porque si mal no recuerdo, en uno de ellos aparecía Héctor en silla de ruedas. ¿O me van a decir que la policía va a descubrir algo en algún momento y lo van a meter como parte de la trama? No sé yio... Además, como han tenido que alargarla han introducido elementos a mansalva, especialmente las muertes de los personajes. ¿Alguien sabe cuántos han muerto al final? Porque aquí morirá hasta el apuntador. En fin otra serie que empezó bien, pero ha ido cayendo al precipicio y es muy díficil que remonte el vuelo.

Pero esto no es exclusivo de las series españolas, sino que ocurre en todas las partes del mundo. Aunque muchas veces solemos perdonar este tipo de cosas porque según de donde vengan. Dicho de otro modo, ¿a cuántas series americanas le hemos dado una segunda oportunidad, aguantando capítulos y capítulos por ver el final, y cuántas españolas no le hemos dado ni siquiera la primera? Pero dejando este debate para otro momento, el hecho de alargar una serie no es patrimonio nacional. En esto se diferencian las series asiáticas. Por regla general, tienen una única temporada en la que desarrollan perfectamente la idea que tenían prevista. Saben que va a durar X capítulos y que no te la van alargar. En caso de que tengan mucho éxito, puede haber una segunda pero desarrollando otra trama con los mismos personajes. Lo cual es de alabar.

Cuando ya no la pueden alargar más, se plantea cómo finalizar la serie, que puede resultar creíble o no en función de las reglas de la serie. Pero, no nos engañemos: el final nunca suele satisfacer. Cuando la serie da un bajón terrible a causa de esas tramas innecesarias, la mayoría de la audiencia suele huir. Sin embargo, algunos aún mantienen la esperanza de tener un final digno que cierre la serie que tanto seguían. Los guionistas suelen precipitar los acontecimientos: las parejas se reconcilian, los misterios se resuelven y las mentiras se destapan, por lo cual queda un final desustanciado. Un ejemplo de ello, es Buffy. Las dos últimas temporadas me decepcionaron hasta tal punto que no he visto todos los capítulos. El final, aunque con mucha acción, no creo que sea el mejor para terminar una de las mejores series que ha habido. Otro ejemplo, es Seinfield. Para muchos, era un final redondo, aunque para muchos, incluida yo, era algo forzado.


En conclusión, cuando una serie va de culo, cuesta abajo y sin frenos, es díficil que tenga un final digno de su mejor época y eso es muy triste...