lunes, 13 de abril de 2015

I'm L. I'm Gleek

Como decía en la anterior entrada, uno de los motivos fundamentales para volver era escribir sobre Glee. Como muchos ya sabéis, es la niña bonita de este espacio. Incluso durante algunas temporadas hice review de cada episodio. Por eso, decirle adiós sin escribir nada era como cortar con alguien por teléfono. Muy cobarde. Por lo que aquí estamos, después de unas semanas de su último capítulo despidiéndonos.

Haciendo una retrospectiva de la serie, podemos concluir que ha sido una serie muy identificativa con sus dos máximas: la música y los personajes extraños. Tuvo en una primera temporada muy buena, con una ironía excepcional; una segunda y tercera muy buenas también, aunque otro estilo muy diferente; una cuarta, regular tirando a mala que intentaba dar el paso siguiente de los protagonistas de ir a la universidad (algo que ninguna serie juvenil ha conseguido hacerlo bien, con excepción de Dawson Crece), pero sin dejar el instituto tampoco, una quinta que se vio muy afectada por la muerte de unos protagonistas y que se notó totalmente en el desarrollo de las tramas, y una última que ha dado una vuelta de tuerca intentando aproximarse al origen de la serie. Precisamente, eso ha hecho que nos olvidemos de lo anterior y nos quedemos con muy buen sabor de boca.

Esta sexta temporada precisamente empezó precisamente con la vuelta de los personajes originales a McKinley High, quizás algo forzado por toda la trama de Rachel principalmente, pero que aceptamos porque así es la serie. Nos podemos creer perfectamente que abandonase Brodway y que tras su fracaso de serie, volviese a casa a refugiarse. Volvió luchadora, egoísta, sufridora, como siempre ha sido ella. Junto a ella, su inseparable Kurt, cuya trama principal y única era su relación con Blaine (y la de éste también). Aunque era cierto que esta pareja daba síntomas de cansancio y había que revolucionarlo con algo, quizás podían haber utilizado algo mejor que el estrés de la boda para dar más vidilla. Además que la relación de Blaine y Karofsky era totalmente poco creíble al igual que Rachel y Sam. Al final acaban casándose junto a Santana y Brittany, un capítulo que fue genial en todos los sentidos.

Otra de las tramas de esta sexta temporada ha sido la vuelta también de Sue, que se había visto algo desdibujada en las anteriores temporadas. Aquí resurge la Sue más canalla, que intenta destruir a New Directions y a Will (aunque en el fondo, los quisiese y velase por su bien). Aunque ella también toma de su propia medicina con Becky que descubre toda la mentira en ese genial programa de investigación. Sin duda, una de las parejas televisivas de todos los tiempos ha sido precisamente ésta.

Y no podíamos olvidarnos de New Directions que tenía que ser otro de los pilares. Asistimos a la creación de un nuevo grupo porque el otro ha desaparecido, nada más se supo de ellos, a excepción de la genial Kitty que tenía que estar en esta última temporada. Se nos presentó a los nuevos en su medida justa, porque tampoco había mucho tiempo de cogerles cariño. Pero claro no podíamos tener a todo un grupo y eso se soluciona magistralmente con la unión de los Warblers. No obstante, me da pena no haber disfrutado algo más de ellos, incluso del alterado sobrino (¿qué tal un spin off?).

El punto final lo da ese salto al futuro en el que vemos cómo le está yendo a los personajes, que como es obvio a todos les va genial. Bueno, al menos de una gran parte, porque de otros ni mención, aunque si aparezcan en el final como Quinn o Santana y Brittany. Lo que es también significativo que justo en el penúltimo capítulo tampoco sepamos cómo se conocen. Ese capítulo me dejó un sabor agridulce, porque por un lado entiendo que se hiciese por melancolía para ver cómo se conocieron (curiosa también la forma de recordar a Finn hablando todos sobre él, pero sin sacarlo) pero por otro también me aburrió bastante.

Soy consciente de que Glee no siempre fue perfecta, que dio bandazos sin encontrar a veces su sitio, cometió errores, pero también aciertos y en definitiva, era muy entretenida que es en el fondo lo que interesa. Además de eso, fue más que una serie, ya que visualizó personajes distintos a los que generalmente estamos acostumbrados y trató temas como la homosexualidad, el acoso escolar, el síndrome de Down, la discapacidad... Todo con un mensaje bien claro: ser tú mismo, estar orgullo de ser como uno es y que si eres diferente, no es malo.

Y ya para finalizar, no podemos olvidar de la otra máxima: la música, ya que la serie sin ella no sería la misma. Disfrutamos de nuevas versiones de canciones totalmente conocidas, de otras desconocidas, de unas pocas originales y de los geniales mush-up. No dejaré de escuchar desde su buque insignia, Don't Stop Believin , hasta Defying Gravity, por ejemplo.

Por eso, sólo me queda decir: I'm gleek!!! Y bien orgullosa de serlo!!!

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