martes, 5 de junio de 2012

Una pequeña cosa puede hacer que todo sea diferente

Desde la cosa más insignificante hasta la más grande puede provocar que la realidad se invierta constantemente. La frase que titula esta entrada que se menciona en el 1.09 es in my opinion perfecta para hacer referencia a la serie que he maratoneado estos últimos cuatro días. Awake nos narra la historia de Michael Britten, un detective que sufre un accidente junto a su mujer y a su hijo. A partir de ahí, se despertará en dos realidades alternativamente: una en la que su hijo ha fallecido y otra en la que es su mujer la víctima mortal. A partir de ahí, intentará sobrellevar este hecho; sin embargo, diferentes acontecimientos harán que se plantee el por qué de lo que está viviendo.


A priori, se planetea como un procedimental muy interesante cuyo punto de partida es original y atrevido, lo cual hace que la resolución de los casos sean cuanto menos curiosos; sin embargo, a los pocos capítulos se expande y profundiza en otros aspectos más atractivos como es el porqué de la tragedia y en el alma del protagonista. Efectivamente hay una primera parte en el que el protagonismo lo adquiere el carácter autoconclusivos de los casos y pequeñas pinceladas de los mundos de Michael y en la que se ven dos realidades diferentes, pero muy cercanas: la verde/ esposa/ nuevo compañero y la roja/ hijo/ viejo compañero. Junto a ello y de forma leve, la conspiración. Tras unos pocos capítulos, se adentran en la personalidad del protagonista y en la tragedia, lo que es realmente interesante para finalizar con cuatro capítulos que son excepcionales.

Pero a pesar de esa grandiosidad, he sentido un pequeño bache. Siempre se ha dicho que las series de 13 episodios suelen ser más completas, ya que van directa al grano. No obstante, cuando hay una buena idea de fondo, ésos también pueden ser insuficientes. Ésta es precisamente la pega que le podría poner, si bien no es posible achacársela a los guionistas que han hecho un trabajo formidable con los pocos capítulos que tenían. A pesar de que como han reconocido el final hubiese sido el mismo, si hubiese tenido más o menos capítulos/ segunda temporada, lo cierto es que hubiese quedado aún más completa ya que se hubiesen podido desarrollar más la psique del protagonista y especialmente, la relación con otros personajes que aunque se aprecia bien, queda algo coja en algunos momentos. Pero como decía, este defecto (por llamarlo de alguna manera) no tienen la culpa los guionistas que con tan poco tiempo, han sabido cuidar los detalles y sobre todo aprovechar muy bien la premisa de las dos realidades para sacar todo el potencial. Porque precisamente es ésa una de los grandes satisfacciones que se deben hacer a la serie: juega con los dos universos con elegancia y cuidado sin alimentar teorías inverosímiles o pseudocientíficas. Forma parte de la idiosincrasia de la serie con naturalidad.

Y en ese potencial, también juega el excelente elenco que han reunido. Desde Laura Allen como la esposa hasta Dylan Minette como el hijo pasando por Steve Harris o Wilmer Valderrama como los compañeros, por citar sólo algunos, ya que no podríamos tampoco olvidar a los dos psicólogos  (BD Wong y Cherry Jones) cuya presencia es fundamental en el arco final de la serie. Sin embargo, a la cabeza está un espectacular Jason Isaacs que demuestra con el paso de los episodios una solidez en su interpretación digna de cualquier premio. Consigue llevar el peso de la trama de una forma muy convincente. Ante la imposibilidad de poder superar la pérdida de un ser querido, debido a las extraordinarias circunstancias y al margen de los esfuerzos de los terapeutas, Jason consigue crear un personaje con una gran profundidad como pocos ha habido en la historia de la televisión y de ahí, la clave de ese final de serie, en parte abierto, pero perfecto para el espíritu de Michael Britten.

En definitiva, la serie se transforma en un pequeño rompecabezas que bajo el paraguas de los casos autoconclusivos, nos ofrece un drama sólido entre el que el límite entre el sueño y la realidad es difuso, pero a la vez satisfactorio. El amor, el dolor, la pérdida, la búsqueda forman parte del juego emocional de la serie de forma muy equilibrada. Una pequeña cosa como puede ser una idea de base diferente, un guión consistente, una interpretación extraordinaria puede hacer que sea una serie diferente, que sea una serie muy recomendable, una magnifica serie. Una pena que eso no lo hayan visto algunos y nos hayamos quedado sólo con esos grandiosos 13 capítulos.

3 comentarios:

bvalvarez dijo...

Ay, que me emociono mucho con esta serie y con su gran protagonista. Siempre he sido muy fan de este actor, uno de estos intérpretes no tan reconocibles para el gran público (gracias a Harry Potter algo menos) pero que hagan lo que hagan consiguen un resultado solvente.

Aquí, Jason Isaacs hace mucho más que eso, porque Awake ES Michael Britten. Sin los matices que da al personaje y su presencia (excelentísimo capítulo 11, en ese sentido) no habríamos disfrutado tanto de la serie.

Me ha gustado mucho tu post

satrian dijo...

Muchos personajes desaparecieron en ese bache como la profesora de tenis, la novia del hijo cobró importancia, que me temo que es el tiempo que la cadena les obligó parar para hacerla algo más procedimental, de todas formas me ha parecido una propuesta diferente, que ha sido bien realizada con un Jason Isaac magnífico.

LiPooh dijo...

- Balvarez: Antes de Awake, prácticamente no conocía a Jason Isaacs (no he visto HP), pero ahora sin duda estaré muy atenta a su trabajo, porque su trabajo ha sido perfecto.

- Satrian: Se nota que algunas historias han quedado algo flojas, supongo que por la corta temporada que ha tenido, de todas formas ha sido una gran temporada.

Saludicos.