La crisis ha traído consecuencias nefastas, no sólo en cuanto a los currantes se refire, sino que también ha afectado a otras esferas. La publicidad ha caído en picado. Cuando una empresa necesita recortar gastos, ataca en primer lugar a la publicidad. Sin embargo, sigue siendo una inagotable fuente de recursos que financian, entre otras, las series de televisión. Si una serie es un éxito, se convierte en el objeto de deseo de los publicistas, que ven una manera de seguir publicitando sus productos ante una gran audiencia y las cadenas de televisión ven una oportunidad para lograr recursos económicos. En España es muy común esta práctica, pero son distintas las formas en que se presenta la publicidad.
La primera de ellas son los interminables bloques de anuncios. Tardas 2 horas en ver una serie que dura 40 minutos. Quizás los más desesperantes son los bloques que insertan hacia el final de capítulo que llegan a durar más de 30 minutos para luego emitir sólo 5 minutos del capítulo. Cada día comienzan más tarde las series y si consigues lograr mantenerte despierto a la medianoche, enhorabuena. Realmente se está convirtiendo en un serio problema que pagan los telespectadores que quieren ver una serie y acostarse a una hora razonable.Luego tenemos el juego más tradicional: que los productos aparezcan en las escenas o en los argumentos como uno más. La lista de series en los que aparece esta llamada publicidad de product placement es larga: desde Médico de Familia hasta Los Serrano. Muchas veces ni siquiera somos conscientes de las miles de marcas que pueden aparecer en un único capítulo. Así hay series que aprovechan especialment el tirón de los jóvenes para hacer campañas de tráfico o vender distintos producos, como en El Internado. Cierto es que hay series que cuestan mucho, pero de ahí a que constantemente salga la publicidad encubierta hay un trecho. Me cansa ya tanta publicidad encubierta. Quiero ver la serie y me importa poco si beben una clase de leche o si usan una determinada marca de ordenador. ¡Leñe!En tercer lugar, nos encontramos con los anunciones protagonizados por los actores de una serie. Aparecen al final de un corte publicitario justo antes de la emisión de una parte del capítulo. Realmente son bastante rídiculos y sólo sirven para echarte unas risas. Por último, nos encontramos con una publicidad aún más encubierta. Generalmente son productos no identificables a primera vista tales como la ropa que llevan los personajes o los electrodomésticos de la cocina. Al final del capítulo, salen en la barra inferior las distintas marcas todas juntitas a una velocidad algo rápida para poder leerlas.
Producir una serie no es barato así que la publicidad se convierte en una importante fuente de recursos. No criticamos la utilidad de la publicidad. Nos podrá gustar más o menos, pero es necesaria. Ahora bien, dentro de esa necesidad, el abuso de los últimos tiempos está llegando a puntos insoportables. Ya nos hemos quejado de los insufribles y largos cortes publicitarios de las series en España, que hacen desesperar a más de uno. En EEUU, eso lo tienen mucho más estudiado y cada corte y cada chiste tiene su sitio; sin embargo, en España, pueden destrozarlo como bien dice Hernán Casciari en su blog. Por otro lado, la incursión de los productos en las escenas está rozando lo absurdo, como cuando en el último capítulo de Dr. Mateo hay un vecino cortando jamón en la sala de espera y diciendo "yo con el jamón no me la juego" o cuando escena sí, escena también, sale Carol comiendo una conocida marca de frutos secos. Vale, ya de tanta publicidad encubierta!!!
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