Como creo que les sucede a la gran mayoría de personas, a mí no me gusta limpiar; sin embargo, adoro discutir (sin hacer daño, claro). Intercambiar impresiones, opiniones y si consigues chinchar al chico que te gusta, mejor que mejor. Y es que limpiar y discutir son sólo dos de los ingredientes de Full House, un nuevo dorama en mi colección.
La serie comienza cuando los amigos de Han Ji Eun la convencen para irse de vacaciones. A su vuelta, descubre que sus amigos le han robado todas sus pertenencias y han vendido su casa sin su consentimiento justamente a Lee Young Jee, un famoso actor que conoció en el avión y le prestó dinero para el billete de vuelta. Él está enamorado de Kang Hae Won, una amiga de la infancia que a su vez está enamorada de Yoo Min Hyuk. Por despecho y para evitar rumores sobre su vida privada, Young Jee le pide matrimonio a Ji Eun que acepta a cambio de que tras el divorcio, le devuelva su casa. Lo que en principio parecía un contrato sin más, se irá complicando con la llegada de sentimientos de los cuatro protagonistas.
Esta serie es un clásico que todo aquel que le gusten los doramas acabará finalmente viendo, si bien es bastante sencilla. Sus capítulos no son complejos puesto que en todos se limitan a cocinar, limpiar, comer y pelearse y por ello, en algún momento me resulto algo cansino. Sin embargo, tiene un "no sé qué" que hace que termines de verla e, incluso, que repitas y te sigas riendo de las mismas tonterías.
En cuanto a los personajes, se repite una vez más el cuadrilatero amoroso. Aquí son fantásticos la pareja protagonista, pero la otra no me termina de convencer. Nos muestran a una Han Ji Eun dulce, tierna y cómica, pero sin forzar mucho los rasgos por lo que inspira un encanto natural. Por su parte, Lee Young Jee es el típico niño grande, que no sabe demostrar sus sentimientos, pero acabará haciendolo para logar el amor de su chica. Ambos actores interpretaron sus papeles muy bien y la química entre ellos hace que te ilusiones con su romance.
En cambio, a Yoo Min Hyuk y Kang Hae Won, no los acabo de entender. Él pasa de ser un mujeriego a un atontado que bebe los vientos por Han Ji Eun tan rápido que no acabas de creertelo. Quizás si hubiese empezado como una apuesta personal de que ninguna chica le dice que no, hubiese estado mejor. No obstante, ella tiene una evolución más creíble ya que es muy común que cuando pierdes a alguien, es cuando te das cuenta de que estás enamorado de esa persona. Quizás es que acababa de ver Lawyers of The Great Republic Korea, en la que también sale, y le cogí algo de manía. De todas formas, no me acaban de convencer esos papeles tan caprichosos, aunque, por otro lado, son totalmente necesarios para un cuadrilatero amoroso en condiciones.
En definitiva, una serie simple, pero con magia. Un clásico entre los clásicos. Si bien, desde 2004 (fecha de su estreno), han mejorado mucho los doramas, nunca hay que dejar de ver una serie mítica.
LO MEJOR: La escena en que Han Ji Eun y Young Jee se pintan respectivamente anillos y relojes me parece muy bonita, romántica y con un punto de humor en la que se nota especialmente la complicidad de la pareja. Y, por supuesto, la casa. Ya me gustaría a mí tener una casa así y con esas vistas inmejorables.
LO PEOR: El embarazo de la amiga de Han Ji Eun. A pesar de que pasan los meses, no se le nota la tripa. Puede ocurrir que no se le note, pero hubiese estado mejor que le pusiesen algo.
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