domingo, 4 de octubre de 2009

Por amor, sería capaz de hacerme pasar por un chico

¿Qué seríamos capaces de hacer por amor? ¿Y por culpabilidad? ¿Y si unimos estos dos sentimientos? Seguramente muchas cosas y es que los sentimientos hacen mover al mundo. El amor y la culpabilidad provocan que hagamos cosas que de otra manera sería imposible. Éste es el punto de partida de Hanazakari no Kimitachi e o, más conocido, como Hana Kimi.

Ashiya Mizuki es una chica japonesa que vive en EEUU. Un día es atacada por un grupo de maleantes y sale en su defensa Sano Izumi, un atleta de salto alto que se verá lesionado en un tobillo por lo que dejará el deporte. Mizuki, que se siente culpable, decidirá mudarse a Japón. para ayudarle a volver al deporte. El problema estará en que Sano asiste a un colegio exclusivamente masculino, por lo que no le quedará otro remedio que hacerse pasar por un chico. Así vivirá en internado donde tendrá como misión personal devolverle la sonrisa a Sano, pero también le dará tiempo para descubrir la amistad.

La historia tiene un punto en común con otro gran éxito, Coffee Prince, pero con elementos nuevos y propios de una serie ambientada en el instituto. Desde el primer minuto está claro, que Mizuki se enamorará de Sano (si bien, pienso que ya tuvo un flechazo cuando la salvó) y que Sano se enamorará de Mizuki. El tercero en discordia será Nakatsu, que desarrollará su amor pensando en la homosexualidad. El echo de que traten el amor, independientemente del sexo de las personas, es un punto a su favor. Aunque ello no resta para que tengamos grandes momentos cuando Nakatsu se plantee su tendencia sexual. Además este personaje es uno de los mejores, que mejores escenas tiene y el que provoca realmente el reconocimiento de sentimientos por parte de todos.

La serie gira claramente sobre el triángulo amoroso, aunque también tiene cabida otra trama: la lucha de dormitorios. En la escuela, se dividen por dormitorios (o para entendernos grupos): el dormitorio núm.1 es el de los que practican artes marciales, el dormitorio núm. 3 el de los artistas (actores y demás), mientras que el núm.2 es el de los deportistas (aquí se hallan el trío protagonista). A pinceladas, iremos descubriendo el resto del alumnado, llegando al final a tener una visión general sobre todos ellos. Geniales las historias de la lucha entre dormitorios para conseguir algún tipo de premio: un año gratis de comida, un televisor, un viaje... Aunque al final, nadie realmente recibe nada. Son excusas para que los alumnos se lo pasen bien y hagan cosas juntos como un festival (perdí la cuenta de las veces que se visten de mujeres).

Se trata de un dorama muy agradable y divertido. Se centra más en los lazos de la amistad que en el amor, a diferencia de otras series. Otros ingredientes son el compañerismo y el afán de superación. De todo ello resultado un dorama muy entretenido.



LO MEJOR: Es díficil quedarse con una única escena de la lucha entre dormitorios. Aunque destacó una de las competiciones en las que se prepara la canción Oye el Boom, de Bisbal, eso sí en versión japonesa.

LO PEOR: Como suele suceder con los doramas, el final. Tras un capítulo final de 1'30h, ya podían haberle dedicado algo más de 3 minutos a las declaraciones de amor entre Mizuki y Sano. Incluso el primer beso que se dan (cuando Sano se emborracha besa a todo el mundo), tiene más magia que el que se dan como pareja.



LA CURIOSIDAD: Horikita Maki, que aquí interpreta a Mizuki, sale también en Nobuta wo Produce. En esta última, la califique como lo peor porque no me gustó nada su interpretación. Sin embargo, aquí ha mejorado algo y me he reconciliado con esta actriz (a expensas de ver más trabajos suyos, obvio).

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